Hace más de dos milenios, Jesús de Nazaret, el Cristo, estuvo en este mundo, y dijo: “Por sus frutos- ¿?- se conocerán a sí mismos”.
He omitido deliberadamente la parte de la frase que está simbolizada por los signos de interrogación, para enfatizar que las tres palabras omitidas -sean las verdaderas o las que invente quién no las recuerde-, no van a alterar el núcleo de la enseñanza que contiene la frase de Jesús: Por sus frutos se conocerán a sí mismos.
Sin embargo, el mundo ha considerado que el núcleo de enseñanza está en las tres palabras que he omitido, las cuales nos indican cómo conoceremos a los que continúen su enseñanza cuando él, Jesús, el Cristo que comparte con cada uno de nosotros, ya no esté encarnado en este mundo. Por tanto, son palabras que nos previenen frente a los falsos profetas.
En su curso Jesús vuelve a repetir literalmente la frase en cuestión, indicando que es la más simple de las lecciones de su curso.
<<Este curso ofrece un marco de enseñanza muy claro y muy simple, y te provee de un Guía que te dice lo que debes hacer. Si le obedeces, verás que lo que El te dice es lo que da resultado. Los resultados que se derivan de seguir Su dirección son más convincentes que Sus palabras. Te demostrarán que las palabras son ciertas. Siguiendo al Guía adecuado, aprenderás la más simple de todas las lecciones: Por sus frutos los conoceréis, y ellos se conocerán a sí mismos.>> (T 9-V-9)
Sobre los frutos por los que los conoceréis ha habido mucha literatura con poca controversia y un cimiento común, pues el mundo ha hecho de Jesús un ídolo del sacrificio, al considerar que el núcleo de su misión salvífica se consuma con su crucifixión. En su curso afirma que se consuma con su resurrección (UCDM T 3.I.1), y desmiente que el camino que enseña sea el del sacrificio, pues afirma que el amor no es sacrificio, en un epígrafe que titula: <<La Navidad como símbolo del fin del sacrificio.>>
<<Tú que crees que el sacrificio es amor debes aprender que el sacrificio no hace sino alejarnos del amor>> (UCDM T 15-XI-4:1).
Los frutos en su curso son los que permiten al que los da conocerse a si mismo tal como realmente es, que es el propósito de enseñanza que tiene su curso << Si el propósito de este curso es ayudarte a recordar lo que eres, y tú crees que lo que eres es algo temible, de ello se deduce forzosamente que no aprenderás este curso. Sin embargo, la razón de que el curso exista es precisamente porque no sabes lo que eres. >> (UCDM Texto 9-I-2: 4-5)
Cinco capítulos más adelante concreta cuales son los frutos con referencia expresa al propósito de enseñanza de su curso, a fin de que no nos quede duda alguna acerca de cuáles son los frutos de los que habla: los milagros.
<<Dije antes que este curso te enseñará a recordar lo que eres y te restituirá tu Identidad. Ya hemos aprendido que se trata de una Identidad que compartes. El milagro se convierte en el medio a través del cual la compartes. Reconocerás tu Identidad al ofrecerla dondequiera que Ésta no se reconoce. Y Dios Mismo, Quien ha dispuesto estar con Su Hijo eternamente, bendecirá cada acto de reconocimiento de Su Hijo con todo el Amor que le profesa. El poder de todo Su Amor estará presente en todos los milagros que le ofrezcas a Su Hijo. >> (Texto 14-X-12: 4-8)