El sueño de muerte, el mundo de la separación o mundo que vemos los ciegos en palabras de Jesús, se percibe en el instante no santo, y a tal instante se refiere Jesús cuando nos dice que el mundo del pasado solo duró un instante.
Los milagros se obran en el instante santo, ya sea de forma natural por la mirada, y en tal caso el que lo obra no sabe a que afecta o a quién le afecta, o bien de forma selectiva y deliberada.
Obrar milagros es el medio que me propone Jesús para reconocer por la experiencia que soy el soñador de mi sueño, de modo que obrarlos me permite soñar despierto. Se refiere Jesús a los milagros de Dios, pues el Ego también puede obrar milagros, los cuales no se distinguen de los de Dios por los efectos en la forma, sino por su propósito, y consecuentemente por lo que aprende el que los obra. Si son los de Dios, que es uno con Dios, pues es el poder de Dios el que engendra los milagros; si son los del Ego, que tiene un poder del que los demás carecen.
En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. El milagro no te despierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador. Te enseña que mientras estés dormido puedes elegir entre diferentes sueños, dependiendo del propósito que le hayas adscrito a tu soñar. ¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? Un sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las imágenes que quieres que se te muestren. (T 28-II-4)
El camino de los milagros que es el único que Jesús enseña, y si bien indica en su curso que hay otros caminos para realizar el viaje sin distancia hacia Dios, dice que el suyo es el más corto. El camino se inicia cuando se comienza a obrarlos, y se finaliza cuando todos mis instantes sean santos, es decir, cuando obre milagros durante todo el día (UCDM T.1.I.15). Cuando lo finalice habré cambiado totalmente mi sueño de muerte por el sueño feliz, o sueño de perdón o sueño del despertar, en el cual percibiré el mundo real, en percibir el cual consiste la salvación (UCDM T.11.VII.4).
