CÓMO DEJAR DE SOÑAR QUE ESTOY MUERTO
La vida es creación (UCDM T 11-Introducción-1), pero tú no tienes conciencia de crear nada, no tienes conciencia de manifestar nada a la existencia, al contrario, crees que eres un producto de la materia y el azar, o bien la manifestación a la existencia de algo que no sabes qué es, aunque le hayas puesto un nombre, o bien la creación de alguien al que llamas dios, pero no conoces, si tienes religión.
Así pues, no tienes vida, por tanto, estás soñando que estás muerto. Un sueño falso sin duda, pues eres vida ya que eres un hijo de la Vida
Esto permite entender las antiguas palabras -dichas a un discípulo-, del maestro y testigo de Un curso de milagros: Jesús, el Cristo, quién cuando estuvo entre nosotros fue un obrador de milagros.
<<No acudas al entierro de tu padre, deja que los muertos entierren a sus muertos, y tú sígueme a la vida>>. Jesús de Nazaret dixit.
Un sueño de muerte puede transformarse en un sueño de vida, más no creando, pues nada tienes que crear que no haya sido ya creado, sino dejando de crear falsamente lo que te oculta tu verdadera creación en el nivel de existencia que Jesús llama sueño, el nivel de la percepción, para así percibir la verdad que te ocultas: el mundo real la faz de Cristo, que es también un sueño, pero un sueño de vida.
ESTE MUNDO DE ÍDOLOS ES UN VELO que cubre la faz de Cristo porque su propósito es separarte de tu hermano. Es un propósito tenebroso y temible, y, sin embargo, es un pensamiento que ni siquiera tiene el poder de cambiar una brizna de hierba de algo vivo a un signo de muerte. Su forma no está en ninguna parte, pues SU FUENTE ESTÁ EN AQUELLA PARTE DE TU MENTE DE LA QUE DIOS ESTÁ AUSENTE. (UCDM T 29-VIII-4:1-3)
De Dios no procede el velo que ves y creas falsamente sin conciencia de estar fabricándolo en cada instante, pues procede de la parte de tu mente de la que Dios está ausente, a la cual Jesús llama Ego, pero puesto que procede de ti, tú puedes descorrer el velo, para reintegrarte a soñar un sueño feliz de vida, y eso lo harás obrando milagros.
El milagro no restaura la verdad, que es la luz que el velo no pudo apagar. Simplemente descorre el velo, y deja que la verdad brille libremente, al ser lo que es. La verdad no necesita que se crea en ella para ser lo que es, pues ha sido creada, y, por lo tanto, es. (UCDM T29-VIII-:5-7)
