<<Los milagros son expresiones naturales de perdón. Por medio de los milagros aceptas el perdón de Dios al extendérselo a otros>>. (UCDM T 1.I.21)
<<Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. 3En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro>>. (T 1.I.3)
Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí. Si los milagros son expresiones de amor, y los milagros son expresiones de perdón, perdonar y obrar milagros son expresiones que significan lo mismo, por tanto son la misma acción.
En cuanto a que por medio de los milagros acepto el perdón de Dios, puesto que Dios no me ha condenado y, por tanto, no me tiene que perdonar, aceptar el perdón de Dios es aceptar la Expiación, el Espíritu Santo en mi, en sustitución del Ego, es decir el perdón es una mente, no una acción, es la mente de la Expiación, la mente de Cristo, el Espíritu Santo (UCDM T 5.I.5:1).
El resultado de la acción de obrar milagros está expresado en el curso de la siguiente forma: <<Y comprenderás que los milagros reflejan esta simple afirmación: Yo mismo fabriqué esto, y es esto lo que quiero deshacer>>. (UCDM 27.VI.11: 6)
El resultado de la acción de perdonar es el mismo, tal como indica la lección 193 de UCDM: <<Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda>>, que nos dice:<< A todo lo que habla de terror, responde de esta manera: Perdonaré, y esto desaparecerá>> (L 193.10:2-3)
Mi experiencia – percepción externa – de todas las cosas – incluida la cosa del mundo que soy -, me demuestra que soy realmente un cuerpo; en consecuencia, Dios quiere que aprenda la misma lección en cada una de ellas, la lección principal del curso del Espíritu Santo, la 29 en la que la idea que le da título es: “Dios está en todo lo que veo”, de modo que cada cosa en que Dios no esté, desaparezca de mi visión, mi percepción externa, lo cual, si sucede, será ciertamente una experiencia milagrosa, una percepción milagrosa (UCDM T 3.V.6).
