Jesús nos dice en la lección 263 que el mundo que vemos los ciegos (UCDM T 21.I.1), ES EL SUEÑO DE UN LOCO. Obviamente se está refiriendo al EGO que compartimos en unicidad los que vemos el mundo que ven los ciegos, con el cual co-creamos falsamente el mundo de venganza que percibimos según la lección 22; pues si un creador crea tanto lo que le produce dicha, como lo que le produce dolor y sufrimiento, es un creador demente, ya que un creador es su creación (UCDM T 23-IV-2)
Por lo indicado, en la introducción del capítulo 11 del texto de UCDM cuyo título es “Dios o el Ego”, Jesús nos plantea una disyuntiva: <<O Dios está loco o bien es el ego el que lo está>> (T 11-Introducción-1), y en dicho párrafo nos indica que la decisión respecto a tal disyuntiva es la respuesta a la pregunta ¿Quién es mi Padre?, puesto que si elijo ser un cuerpo, mi padre es el ego, y si elijo ser un hijo de Dios, mi padre es Dios.
Si elijo que mi padre es Dios, como hijo de Dios tengo una función especial que desempeñar aquí: << Tu función especial es aquella forma en particular que a ti te parece más significativa y sensata para demostrar el hecho de que Dios no es demente>> (T 25-VII-7:1).
Considero que la forma más significativa de demostrar que Dios no está loco, es demostrar que el mundo que vemos los ciegos no es creación de Dios porque es un sueño; no es la realidad porque es un mundo de apariencias que pueden cambiarse, mientras que la realidad es inalterable.
En el curso de Jesús tal demostración está a cargo de los obradores de milagros, según se deduce del siguiente párrafo:
El milagro es un medio para demostrar que todas las apariencias pueden cambiar precisamente porque son apariencias y porque carecen del atributo de inmutabilidad que la realidad entraña. El milagro da fe de que te puedes salvar de las apariencias al demostrar que éstas pueden cambiar. (UCDM T 30.VIII.2:1-2)