-¿Sabes que «J»? Que a lo mejor tú ves hoy a través de mí, no lo niego, pero que te quede claro, que yo veo lo mismo que veía. Ya me contarás que ves porfa.
-Ja,ja,ja. Es al revés Ramón. Tú no quieres ver lo que yo veo, porque me tienes miedo. Todos los que -como tú-, creen que pecar es posible, creen que Dios es miedo.
No utilizo tu cuerpo para ver a través de ti, pues tú no eres tu cuerpo, y tú crees que ver a través de lo que yo veo, entraña perder tu cuerpo, pues el Amor es tu enemigo. Yo veo a través de los ojos del Amor, tus ojos para ver lo que yo veo. Somos lo mismo hermano. Somos todo, pues somos santos. Somos la Luz del mundo. ¿Ya te has olvidado genio desmemoriado?
Escucha de nuevo.
Para poder ver, tienes que reconocer que la luz se encuentra en tu interior y no afuera. No puedes ver fuera de ti, ni tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver. Una parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. 4Esa luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia. (L 44-2)
-¿Y por qué somos lo mismo “J”?
Porque compartimos el Espíritu Santo –El reflejo del Amor de Dios en el nivel del sueño-, en unicidad, del cual te digo en mi curso que es tu fortaleza (UCDM T.12.VI.2:1), la de Dios en este nivel, así como que te fue dado para recordarte lo que eres (UCDM T.5.10:8). Compartimos esa luz interior a que se refiere la lección 44, y te lo he dicho muy claro en mi curso, escucha de nuevo.
Cuando dije: «yo he venido como una luz al mundo», lo que quise decir fue que vine a compartir la luz contigo. Recuerda mi referencia al espejo tenebroso del ego, y recuerda también que dije: «No mires ahí». Todavía sigue siendo cierto que es a ti a quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encontrarte a ti mismo. La paciencia que tengas con tu hermano es la misma paciencia que tendrás contigo mismo. ¿No es acaso digno un Hijo de Dios de que se tenga paciencia con él? He tenido infinita paciencia contigo porque mi voluntad es la Voluntad de nuestro Padre, de Quien aprendí lo que es la paciencia infinita. Su voz estaba en mí tal como está en ti, exhortándonos a tener paciencia con la Filiación en Nombre de su Creador. (UCDM T 5-VI-11)
-Vale «J», puedo ver lo que, según tu curso, pueden ver los que han aceptado la Expiación para sí mismos, el Espíritu Santo, el Amor de Dios en su interior, pero hay algo que no me ha quedado claro, ¿Cómo es que no puedo ver fuera de mí? ¿es porque la luz se encuentra sólo en mi interior, como dices en la lección 44?
-Ja,ja,ja. ¿Ya te has olvidado de que te digo en mi curso que eres la luz del mundo junto conmigo? La luz se encuentra tanto adentro como afuera, la luz es la realidad, solo las creaciones de luz son reales, tal como te digo en los principios de los milagros. No puedes ver nada real afuera porque no hay nada externo a ti, eres santo, tu santidad envuelve todo lo que ves, al igual que la de cada uno de tus hermanos. Si ves algo externo a ti, separado de ti, estás viendo una ilusión, estás teniendo una experiencia ilusoria de aquello que ves, estás alucinando. La realidad es significado, y todo significado es de Dios, por eso ves un mundo sin significado, a pesar de que ahí, donde miras ciego, hay un mundo con significado, pues Dios está en todo lo que ves, tal como te digo en la lección 29.
Cómo ves te interesa mucho ver lo que yo veo hermano, pues el Amor crea amor y nada más que amor, y tú ves un mundo de ataque a ti mismo, por una culpa inexistente que te ocultas proyectándola a lo que ves. Te interesa mucho aceptar que el Espíritu Santo está en ti, pues es tu luz interior. ¡Que no te enteras, a pesar de tanto que me estudias, porque no quieres genio! jajajajaja.