HACER MILAGROS SIGNO DE LA ABUNDANCIA DE TU SER

En Un curso de milagros, el curso de Jesús o del Espíritu Santo, la abundancia es un atributo inherente a tu naturaleza real en el sueño o nivel de existencia de la percepción, la de un Cristo, y lo antagónico: la carencia o escasez, es inherente a tu falsa naturaleza de cuerpo, por eso nos dice Jesús que el cuerpo es el símbolo de la separación, del pecado, mientras lo percibamos como un fin, es decir, como lo que somos, en lugar de cómo algo que tenemos pero no somos, es decir, como un medio de manifestación a la existencia en la forma. De ello habla en el epígrafe de su curso: <<El cuerpo como medio o como fin>>.

 

En el siguiente párrafo iguala la <<creencia en la escasez>>, con la creencia de ser un cuerpo, plenamente justificada por la experiencia de serlo.

 

La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. No tiene cualidades únicas propias. Es un ejemplo de la creencia en la «escasez», de la cual sólo se pueden derivar errores. La verdad es siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia. Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás. (T 1-IV-3).

 

Puesto que nos dice en su curso que el amor es lo único que es real, el pecado, la separación, ha de ser una ilusión, una percepción falsa, pues es la <<falta de amor>>, es decir, la ausencia de realidad.

 

El signo inequívoco de haber sustituido la creencia en la escasez por la creencia en la abundancia, o dicho de otro modo, la mirada temerosa al mundo y a nuestra propia imagen en él por una mirada amorosa, o dicho más simplemente el miedo por el amor, es hacer milagros, tal como nos indica Jesús en el siguiente párrafo.

 

Te aseguro que daré testimonio a través de todo aquel que me lo permita, y en la medida en que me lo permita. Aquello de lo que das fe demuestra tus creencias, y de esta manera las refuerza. Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por medio de los milagros que obran, que han dejado de creer en la carencia en favor de la abundancia que han aprendido les pertenece. (T 1-IV-4:6-8)

 

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